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1.10.05

Un hombre, un voto

Nadie puede sostener desde criterios democráticos que unos votos valgan el doble que otros

Un hombre, un voto es un principio constitucional universal que exige dar un valor igual a cada sufragio. La idea es que el voto de cada ciudadano tenga una incidencia similar en la configuración de la representación, con independencia de la circunscripción en la que ejerza su derecho de sufragio, de manera que no valga más o menos dependiendo de si se hace efectivo en A Coruña o en Lugo.
Este principio es una obviedad democrática que está lejos de ser respetada en Galicia, donde el voto de los coruñeses y los pontevedreses, las provincias que concentran la inmensa mayoría de la población, vale aproximadamente la mitad que el de los ciudadanos que viven en Lugo y Ourense. La estructura provincial diseñada en 1833 por Javier de Burgos siguiendo los criterios de la Ilustración no es ya otra cosa, al menos en Galicia, que una ficción geográfica ajena a la realidad de las cosas. Puede que no sea posible hacer que las demarcaciones provinciales desaparezcan, por aquello de la sacralidad constitucional, pero lo que de ningún modo puede permitirse es que sigan sirviendo para justificar la alteración de la voluntad popular otorgando a Lugo y Ourense (por el mero hecho de ser provincias, no por otro motivo) el doble de representación parlamentaria que a A Coruña y Pontevedra. La modernización de las instituciones pasa también por la actualización del sistema. Y también porque los políticos estén a la altura de los cambios necesarios.