alternatetext

29.5.05

Réquiem por Europa

SE HACE EVIDENTE QUE VAMOS A PERDER LOS FONDOS EUROPEOS Y, ¡OH CIELOS!, SEGUIMOS SIENDO POBRES

Ahora que, ante la posibilidad de que la cuna de la revolución democrática diga no a la Constitución europea, a todos nos asalta la tentación de volvernos francófobos, conviene tener presente que el nuestro, el de los españoles en general y el de los gallegos en particular, es un europeísmo de conveniencia antes que de vocación. Y que si nos identificamos con la bandera azul con doce estrellas no es consecuencia de que nos emocione el espíritu de Schuman sino porque, hasta ahora, la unidad del continente ha sido fuente de una copiosa lluvia de solidaridad gracias a los países más ricos. Nuestro europeísmo no está, ni mucho menos, a prueba de lo que se nos viene encima, una vez que la perspectiva de la solidaridad ha cambiado y cada vez es más probable que dejemos de recibir y nos toque dar. Perdimos nuestra oportunidad, la que otros —como Irlanda— sí supieron aprovechar y la ampliación de la UE al Este nos han pillado sin haber hecho los deberes. Ahora que se hace evidente que vamos a perder las ventajas de una economía asistida y ¡oh cielos! seguimos siendo pobres, tal vez convendría reflexionar y averiguar cómo hemos llegado a esta situación. Pero no, en vez de eso, vamos a perder el tiempo preguntándonos qué hemos hecho mal para dejar de recibir los fondos europeos, cuando lo que hemos hecho mal es no haberlos usado para subsistir sin necesitarlos. Y encima tendremos el valor de volvernos euroescépticos...

15.5.05

El objetivo

ZAPATERO SE PERMITE INCLUSO DESBARATAR LA ESTRATEGIA DE PACTOS DE EMILIO PÉREZ TOURIÑO
Tal y como van las cosas, a lo mejor el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, si pudiese, se lo pensaba dos veces antes de anticipar las elecciones. Cuando firmó el decreto, el anciano líder de la derecha gallega se dejó llevar por las encuestas que demostraban hasta qué punto el mensaje de la Galicia discriminada había calado entre los electores y no quería que unos presupuestos para 2006 demasiado elevados modificasen esa sensación. Fue él quien decidió convertir la campaña en un duelo personal con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, seguro que sin sospechar que el jefe de filas del PSOE iba a aceptar el reto. Y de qué forma. La campaña electoral se va a convertir en un duelo de credibilidad. Y si el PP se creía que la cosa iba a ser fácil, el reciente debate sobre el estado de la nación y el discutible papel que le ha tocado representar a Mariano Rajoy deben haber disparado todas las alarmas, porque el dueño de la escena pública sigue siendo, hoy por hoy, el presidente Zapatero, que se permite incluso desbaratar la estrategia de Touriño y anunciar a los cuatro vientos su voluntad de pactar con el BNG el próximo gobierno de Galicia si los electores deciden poner fin a la mayoría absoluta del Partido Popular. La estrategia de hacer del Plan Galicia el eje de la campaña tiene doble filo. Puede dar la victoria al PP, pero para conseguirlo hace falta que Zapatero pierda crédito. Ése será el objetivo durante los próximos días.

1.5.05

Hacerse hueco

ZAPATERO OCUPA EL CENTRO DE LA CAMPAÑA GALLEGA SIN QUE ESTÉ CLARO AÚN SI ESO BENEFICIA O PERJUDICA A ALGUIEN

La verdad es que el candidato socialista, Emilio Pérez Touriño, no estuvo muy afortunado esta semana cuando condicionó a que los votantes le hagan presidente la puesta en marcha de medidas para acabar con el peaje en la autopista del Atlántico a su paso por el puente de Rande. Si depende de su influencia con Zapatero —y depende, porque la AP-9 es competencia estatal—, no parece muy congruente hablar con el hombre del talante sólo si ocupa el sillón de Raxoi. ¿Qué pasa si pierde? ¿Se enfada con los votantes por no darle la razón? Con todo, habrá que mostrarse comprensivo con el secretario general del PSdeG, atrapado como está en el sandwich Fraga-Zapatero y necesitado de entrar en el juego dialéctico con personalidad propia y no sólo como el cabeza de lista de las candidaturas que presenta el inquilino de La Moncloa. Porque a un presidente se le exige personalidad propia y eso es mucho más que una lista de compromisos, por brillantes que sean. Lo sabe, seguro, Anxo Quintana, al que está costando hacerse un hueco en este arranque de campaña. Dicen sus colaboradores que en realidad es la estrella de estos días, gracias al debate de la Ser y a la compromiso que obtuvo del presidente del Gobierno para reformar el estatuto de Galicia. Lo cual nos devuelve, de nuevo, al mismo sitio. Se ve que para hacerse ver en esta extraña precampaña hay que hablar con Zapatero. Aunque sea mal.