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21.8.05

Fuego sin freno

SE ESTÁN CONFIRMANDO LOS PEORES PRONÓSTICOS DESDE QUE LA SEQUÍA SE INSTALÓ EN GALICIA EL PASADO INVIERNO

Quince años después de haber tomado forma, la política contraincendios diseñada y llevada a la práctica por los sucesivos gobiernos presididos por Manuel Fraga sigue siendo un fracaso en términos de prevención. Es cierto que el esfuerzo económico de estos años ha sido capaz de frenar las consecuencias del fuego en el monte —especialmente en términos de alarma social, toda vez que el PP ha tratado de resolver el problema ocultándolo a la opinión pública— concentrando el esfuerzo en la extinción, pero las cifras de fuegos son tan elevadas que constituyen por sí solas una demostración de que el problema de fondo aún no está resuelto. La apelación constante a la intencionalidad sigue sin concretarse en pruebas y detenciones que pongan fin a la proliferación de focos de fuego. La sequía de este año, que ya desde primavera predecía una temporada muy complicada para los montes gallegos está confirmando su pronóstico estos días con gran dramatismo. No es, obviamente, el momento de modificar las métodos —ahora hay que concentrarse en apagar el fuego— pero hará bien el nuevo Gobierno en reflexionar sobre un problema que dura ya demasiados años y que sus antecesores se limitaron a tratar como a una enfermedad crónica a la que aplicar sólo tratamientos paliativos. Resignarse a que año tras año las llamas calcinen Galicia es la única opción que no puede ser tomada en consideración